En, principio diremos que la construcción del PRM es una tarea que le compete a todo el Partido, desde el Comité Central hasta la última célula y militante; dos, es una tarea integral: ideológica, política y orgánica; tres, es una tarea de largo aliento que no cristalizará en unos meses sino en años de trabajo sostenido. Lo que estamos construyendo es la fuerza material, política, intelectual y moral para la lucha por el Poder y hacer realidad el socialismo en el Perú. Un Partido que fortalezca sus vínculos con la clase obrera, con el campesinado, la intelectualidad, la juventud, la mujer, los pequeños y medianos productores, con las poblaciones étnicas, y que se propone representar los intereses históricos de la nación. Es el Partido que nos proponemos construir, y el objetivos políticos y revolucionario que queremos alcanzar. “Grandes ideas para grandes cambios” señala con razón el IV Pleno del VII Congreso, en marzo de 2003.
Cuando nos referimos a la construcción del PRM estamos hablando de construir un partido grande e influyente en la sociedad peruana. ¿Cómo entenderlo? Primero, desde el punto de vista cuantitativo, la presencia organizada del Partido en todos los sectores sociales factibles de ser organizados y conducidos en los ideales del socialismo y el nuevo curso; dos, crecimiento en el número y calidad de militantes en concordancia con las condiciones políticas; y tres, con cuadros en número suficiente para asumir las diferentes responsabilidades políticas, organizativas, de masas y en el aparato del Estado. Lo que no significa que tenemos que sacrificar la calidad por la cantidad, pues lo que necesitamos son cuadros con una base ideológica marxista leninista, con elevado nivel cultural y teórico.
¿Qué hacer? La primera es triplicar la militancia. Tarea inconclusa que viene del VII Congreso. En segundo lugar, capacitación profunda y amplia de los militantes y cuadros en torno a los acuerdos del VIII Congreso. Ningún militante nuevo dejará de estudiar los estatutos, el programa del Partido y los documentos del Congreso. Asimilación audaz de nuevos militantes, pero también capacitación ideológica y política de los mismos. Tercero, ¿Por dónde comenzar? Por la base, o sea por el sistema celular. Las células tienen que crecer en cantidad y calidad. Hacer funcionar el sistema celular es poner en movimiento al aparato que se encuentra en relación directa con las masas. La consigna ¡Construir el PRM en las bases y con las masas, en la acción política! Sintetiza este objetivo a alcanzar.
Construir un partido grande por su influencia ideológica, política y cultural. ¿Cómo se entiende esto? . Significa construir un partido que tenga una visión de la hegemonía asentado en la influencia ideológica, política y cultural, pues el combate y la disputa de las masas con la burguesía se dan en esos terrenos fundamentalmente. Hegemonía es como nos ganamos, paso a paso, la conciencia de las masas a las posiciones de cambio del socialismo, como construimos una nueva sociedad, nuevas relaciones económicas, sociales y políticas y la supremacía de una nueva orientación teórica y cultural en la sociedad. De allí “La importancia de forjar un Partido con solidez ideológica, teórica, programática y cultural, con firme mentalidad estratégica, con habilidad en la conducción táctica, enraizado en la realidad del Perú y en el tejido popular”
¿Qué debemos hacer? Estudiar de manera ordenada y critica el marxismo leninismo, asimilarlo como lo hizo Mariátegui; en segundo lugar, conocimiento de la realidad, de las aspiraciones y de las masas, de los objetivos y planes del enemigo. En tercer lugar, conocer nuestra historia y cultura. En cuarto lugar, difundir en el seno del pueblo Peruano nuestras ideas y propuestas programáticas, las ideas del socialismo. En quinto lugar, actividad y organización política de las masas. En sexto lugar, disputa ideológica y política en la lucha por ganar la hegemonía.
¿Por dónde comenzar? Por los organismos de dirección y los cuadros. Asentar una cultura del pensamiento estratégico, la mentalidad dialéctica, de pensar con cabeza propia y partir de la realidad, a fin de que, “Estén dotados de un elevado ideal comunista, de espíritu partidista, de fe en el socialismo, de fuerte sentido de responsabilidad política, de capacidad organizativa”. A ello contribuirá la creación de la Escuela de Cuadros del Partido. De esta manera estaremos en condiciones de combatir, en la práctica, el empirismo, el conservadurismo, la insuficiente preparación teórica y cultural de los militantes y los cuadros.
Necesitamos contar con un partido con capacidad de dirección previsora y estratégica. Con ello pretendemos forjar una dirección partidaria cualificada, que se sienta capaz de llevar a cabo los grandes objetivos políticos del Partido; que no entienda su papel como funcionario de oficina, que todo lo “resuelve” con una llamadita telefónica o una comunicación por internet, sino como conductor de un proceso difícil, complejo, como un dirigente político de la causa revolucionaria del proletariado.
Contacto con las bases y sus problemas para combatir el burocratismo; trabajo orgánico y planificado para combatir el artesanismo y el desorden; mentalidad dialéctica y abierto a lo nuevo para combatir el conservadurismo; trabajo ideológico para combatir el subjetivismo y el pragmatismo que peligrosamente se está instalando en nuestro partido; trabajo político de masas para combatir el espontaneismo y el abstencionismo político que nos aleja de la verdadera esencia como Partido Revolucionario; investigación de la realidad para combatir la desinformación y el empirismo; por último, trabajo arduo por la unidad ideológica, política y orgánica del Partido para fortalecer el espíritu partidista y combatir actitudes, practicas y posiciones liberales que atenten contra el centralismo democrático, la disciplina del Partido y su unidad.
Este compromiso que deben, de manera particular, asumir los militantes y cuadros que son Secretarios de Organización o miembros de las Comisiones de Organización en todos los niveles de la estructura del Partido. La C.N.O. y su Secretario estarán a la cabeza de estas tareas.
COMENTARIO
Si camaradas debemos empezar por ver nuestra realidad, como estamos en nuestro trabajo , en nuestra célula, de ahí debemos partir ,del análisis que hagamos saldrá las correcciones que tenemos que implementar ,debemos empezar por el trabajo ideológico, todo el partido en la región desde su responsable hasta el militante, también debe estar incluido el simpatizante ( audazmente incluirlo), debe dedicarse al estudio, estamos trabajando escuelas por comisiones de trabajo , el piloto serán la de la mujer y la de la juventud, asi progresivamente el Partido estará en una campaña de estudio, aparte de su autoeducación y del cumplimiento de la tareas, cada uno en su comisión de trabajo ,estudiar y cumplimiento de los acuerdos del Congreso(estatutos, manifiesto, triplicar la militancia) y las tareas respectivas.
Mauro Morales
ORGANIZACION Y CONSTRUCCIÓN PARTIDARIA
Espacio de la Secretaría de Organización y Construcción Partidaria del Comité Regional
lunes, 16 de agosto de 2010
jueves, 12 de agosto de 2010
LA NUEVA VISION DEL TRABAJO DE ORGANIZACION EN EL MARCO DE LA CONSTRUCCION DEL PRM (I)
La visión que se ha tenido del trabajo de organización, es que éste trabaje para que los Comités del Partido se reúnan cada cierto tiempo, se planteen orientaciones y tareas y punto. Esta es una visión formal, organicista y fragmentaria que esta desligado de todo entramado ideológico político que implica ejercer la dirección política.
La labor organizativa no puede desligarse de la dirección política. La organización sirve a la política de manera integral. Como decía Lenin: “La lucha ideológica y política es un proceso y las formas de organización son solo formas que revisten de contenido”. Si no lo entendemos así, tampoco entenderemos que la actividad organizativa es un esfuerzo total para dirigir, guiar e integrar a las fuerzas del Partido orientadas a los fines políticos, tácticos y estratégicos. En otras palabras es el conjunto de acciones planificadas que realizan las estructuras del Partido para ordenar, impulsar, ejecutar y facilitar la movilización asociada de los militantes, cuadros, dirigentes, amigos y simpatizantes en torno determinados objetivos políticos.
El trabajo organizativo hay que entenderlo como un todo y no fragmentariamente; y que, el trabajo del Partido es un todo. Lo organizativo es parte de un solo proyecto. Obedece a una estrategia y plan únicos. Sin esa visión totalizadora ganará la visión parcelaria, inmediatista, de archipiélago, seccionalita, cada uno en su cajón. Lo organizativo tiene relación con el, trabajo ideológico y político, pero también con el trabajo de frente único, económico, de prensa y propaganda, con los jóvenes y la mujer, con el frente de masas, etc. Tiene que ver con organizar el trabajo de los organismos nacionales de dirección del, partido, llámese Comité Central, Buró político y Secretariado, y en general con el sistema de Comités y la Células del Partido.
Todo esto esta relacionado dialécticamente, cada uno tendrá su peso específico dependiendo del escenario político y de las exigencias de la lucha de clases en un momento determinado. El Partido, como un todo, está en el centro, es el dirigente. Cada una de estas partes tiene su singularidad, sus características particulares, sus principios y métodos específicos, que obedece a una orientación general única y único sus estilos de trabajo; siendo la organización un factor importante para su funcionamiento, pero la organización partidaria obedece, siempre, a orientaciones y objetivos políticos determinados.
¿Por qué somos vanguardia? Porque tenemos una estrategia, tenemos una organización, vemos más lejos. Por eso, una visión fragmentaria hace daño a la visión integral y a la causa revolucionaria. Ya que, un partido que no hace trabajo político, no sabe crecer en militantes, no sabe organizar su trabajo de dirección, no estará preparado para asumir la lucha por el Gobierno y el Poder. Por esa razón, necesitamos ver lo general y lo particular, los principios universales y particulares, ver la estrategia y la táctica dialécticamente relacionados.
La visión que se ha tenido del trabajo de organización, es que éste trabaje para que los Comités del Partido se reúnan cada cierto tiempo, se planteen orientaciones y tareas y punto. Esta es una visión formal, organicista y fragmentaria que esta desligado de todo entramado ideológico político que implica ejercer la dirección política.
La labor organizativa no puede desligarse de la dirección política. La organización sirve a la política de manera integral. Como decía Lenin: “La lucha ideológica y política es un proceso y las formas de organización son solo formas que revisten de contenido”. Si no lo entendemos así, tampoco entenderemos que la actividad organizativa es un esfuerzo total para dirigir, guiar e integrar a las fuerzas del Partido orientadas a los fines políticos, tácticos y estratégicos. En otras palabras es el conjunto de acciones planificadas que realizan las estructuras del Partido para ordenar, impulsar, ejecutar y facilitar la movilización asociada de los militantes, cuadros, dirigentes, amigos y simpatizantes en torno determinados objetivos políticos.
El trabajo organizativo hay que entenderlo como un todo y no fragmentariamente; y que, el trabajo del Partido es un todo. Lo organizativo es parte de un solo proyecto. Obedece a una estrategia y plan únicos. Sin esa visión totalizadora ganará la visión parcelaria, inmediatista, de archipiélago, seccionalita, cada uno en su cajón. Lo organizativo tiene relación con el, trabajo ideológico y político, pero también con el trabajo de frente único, económico, de prensa y propaganda, con los jóvenes y la mujer, con el frente de masas, etc. Tiene que ver con organizar el trabajo de los organismos nacionales de dirección del, partido, llámese Comité Central, Buró político y Secretariado, y en general con el sistema de Comités y la Células del Partido.
Todo esto esta relacionado dialécticamente, cada uno tendrá su peso específico dependiendo del escenario político y de las exigencias de la lucha de clases en un momento determinado. El Partido, como un todo, está en el centro, es el dirigente. Cada una de estas partes tiene su singularidad, sus características particulares, sus principios y métodos específicos, que obedece a una orientación general única y único sus estilos de trabajo; siendo la organización un factor importante para su funcionamiento, pero la organización partidaria obedece, siempre, a orientaciones y objetivos políticos determinados.
¿Por qué somos vanguardia? Porque tenemos una estrategia, tenemos una organización, vemos más lejos. Por eso, una visión fragmentaria hace daño a la visión integral y a la causa revolucionaria. Ya que, un partido que no hace trabajo político, no sabe crecer en militantes, no sabe organizar su trabajo de dirección, no estará preparado para asumir la lucha por el Gobierno y el Poder. Por esa razón, necesitamos ver lo general y lo particular, los principios universales y particulares, ver la estrategia y la táctica dialécticamente relacionados.
sábado, 31 de julio de 2010
ESBOZO INICIAL PARA EMPEZAR ORGANIZAR EL TRABAJO FORMATIVO E IDEOLÓGICO . IMCOMPLETO
1) Qué se entiende por ideología desde el punto de vista marxista
a) Sistema de concepciones e ideas: políticas, jurídicas, morales, estéticas, religiosas, filosóficas.
b) La ideología forma parte de la superestructura. En esa condición, en última instancia, refleja las relaciones económicas.
c) La lucha ideológica es inseparable de la lucha de clases, sea esta antagónica o no. Es también un principio de trabajo para resolver las contradicciones en el seno del Partido, cuando esas contradicciones se manifiestan en el seno del pueblo. Su método es la crítica y la autocrítica.
d) La ideología puede constituir un reflejo verdadero o falso de la realidad, ser científica o no científica.
e) Los intereses de las clases reaccionarias dan origen a una ideología falsa, orientada a su legitimación.
f) Los intereses de las clases progresivas, revolucionarias, de la sociedad dan origen a la elaboración de una ideología científica, dispuesta a confrontarse con la realidad cambiante.
g) El marxismo-leninismo es una ideología científica, y como tal representa los intereses de la clase obrera como de la inmensa mayoría de la humanidad.
h) El marxismo leninismo pone, en constante relación con los cambios sociales y económicos, el contenido, las formas y los métodos de dirección de la labor ideológica-educativa.
i) La ideología, condicionada en su desarrollo por la economía, posee al mismo tiempo cierta autonomía e influencia en la marcha de los acontecimientos.
j) La actividad ideológica y la productiva no se encuentran en interrelación simple, sino dialéctica.
k) “Las ideas se convierten en fuerza material cuando prenden en las masas”. “Las ideas no pueden nunca ejecutar nada. Para la ejecución de las ideas hacen falta los hombres que pongan en acción una fuerza práctica” ( Marx y Engels, La sagrada familia).
2) En qué consiste el trabajo ideológico del Partido
a) La educación ideológica es el eslabón clave que debemos empuñar para unir a todo el Partido.
b) Todos los departamentos y organizaciones deben responsabilizarse de la labor ideológica y política.
c) Determinar nuestra línea de trabajo en función de las condiciones reales.
d) La formación de los comunistas en una concepción única del mundo
y la sociedad: filosófica, política, estética.
e) La convicción ideológica como rasgo de la conciencia del ser humano
f) Conocimiento y asimilación del sentido y las leyes de los procesos sociales
g) Toma de conciencia de las responsabilidades en la lucha por el socialismo
h) La actividad ideológica del Partido tiene en la política un papel primordial
i) Concepción, actitud y punto de vista de los comunistas
j) Partidismo en oposición al liberalismo
k) Unidad de teoría práctica en oposición al dogmatismo o el empirismo
l) Internacionalismo y patriotismo
m) Línea de masas como principio fundamental de trabajo
n) Partir de la realidad, de los hechos
o) Lucha de principios contra el espontaneismo y sus manifestaciones en el Partido
p) Crítica y autocrítica como autocomprobación de los comunistas
q) Contra el inmovilismo, la rutina y el burocratismo.
r) Todo está en movimiento y en desarrollo. También el pensamiento, los métodos.
3.- Importancia de la lucha de ideas tanto para preservar el
capitalismo como para organizar y dirigir la lucha por el
socialismo. La ideología como una de las cuestiones centrales
de la lucha de clases del proletariado.
4.- Organización de la labor ideológica del Partido
a) La eficacia de la labor ideológica depende de su organización
b) Cientificidad y eficacia en la organización de la labor ideológica
c) La planificación es un factor importante de la eficacia de la labor ideológica.
d) Combinar bien los planes de largo plazo con los corrientes.
e) El objeto de la labor ideológica, es sutil y compleja, porque tiene que ver con la conciencia de las personas
f) El principio esencial de la planificación es el enfoque integral. Partiendo de ese principio, la planificación de la labor ideológica incluye:
- La transformación de los objetivos generales del Partido en tareas prácticas.
- Elección racional de los medios y las formas de la labor ideológica
- Influencia de los factores de orden social, económico, cultural e ideológico en la formación individual de la persona
- Formación de los cuadros y su uso racional y eficiente
- Coordinación adecuada de las distintas ramas del trabajo partidario
- Elevación permanente del nivel cultural de los militantes, además de una sana emulación
- Sistematización constante de las experiencias y la labor realizada en el ámbito ideológico
- Control de la labor formativa y de los avances de los cuadros
- Elevar la eficacia en el estudio, divulgación y aprovechamiento de las experiencias positivas nacionales e internacionales.
- La planificación a largo plazo tiene como objetivo la formación comunista integral de los militantes y el pueblo, ayudando a las organizaciones del Partido a estudiar más a fondo los hechos y fenómenos, las líneas estratégicas.
- La planificación de corto plazo implica tener en cuenta las nuevas tareas que plantea la realidad, corregir las medidas fijadas, adaptar las formas y métodos de trabajo a nvel de la experiencia social de los trabajadores.
5.- Investigación y estudio
a) De acuerdo con el marxismo leninismo nuestro principio fundamental es “buscar la verdad en los hechos”.
b) “Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria, sin práctica revolucionaria no hay teoría revolucionaria”.
c) Quien no investiga no tiene derecho a la palabra. “Toda conclusión se extrae después de investigar, comparar, reflexionar, no antes.
d) Investigar un problema tiene por objetivo resolverlo
e) La finalidad del estudio es contar con las herramientas teóricas, culturales y la información necesarias para examinar las condiciones concretas de la lucha, tener claro el horizonte y orientarse en el camino, estar en condiciones de esclarecer y educar en los ideales y objetivos que abrigamos al pueblo, y tratar siempre de ser mejores comunistas.
f) Recordar siempre la máxima de Wilhelm Liebknecht que cita Lenin: “propaganda, organización, educación”. Entenderlo como un todo inseparable en el trabajo político de los comunistas.
g) El papel del factor ideológico en la movilización de las masas en la lucha contra el capitalismo.
h) La teoría marxista leninista como fundamento científico del trabajo del Partido
i) Generalización de la experiencia del Partido acerca de la labor ideológica
j) Elevar la preparación y superación de los cuadros en el trabajo ideológico
k) Afirmar los grandes valores éticos en combate contra el individualismo, el egoismo, la irresponsabilidad, privilegios, discriminación y burocratismo.
l) Educación marxista-leninista de los cuadros y activistas del Partido para alcanzar mayor unidad y concertación de esfuerzos, planificación, eficiencia y simplificación en el trabajo, sentido práctico y eficacia en los resultados, control del cumplimiento de las tareas.
m) La propaganda como herramienta ideopolítica fundamental. Línea de masas en la labor de propaganda. Incorporación de los medios y técnicas modernas. Organizar y educar en la ideología y la política del Partido a las masas en cualquier situación, por difícil que sea.
n) La educación del militante (ideología, teoría, programa, etc) debe caracterizarse por su continuidad, perseverancia y persuasión, combinando la aautoeducación con la educación dirigida.
o) Perfeccionar siempre las formas y los métodos del trabajo formativo de los dirigentes, cuadros y militantes.
p) La investigación como principio de trabajo ideológico y político de los comunistas.
jueves, 15 de julio de 2010
ENFOQUE CONCRETO EN EL TRABAJO DE ORGANIZACION
ALBERTO MORENO
Al abordar los problemas de organización existe el riesgo de exagerar la ideología y perder de vista o descuidar sus principios particulares, cayendo nuevamente en la unilateralidad.
Ya hemos dicho que la organización tiene principios, métodos, formas, normas que le son inherentes, independientemente de que en su trasfondo esté siempre presente la ideología y la política. Además, existe una variedad enorme de organizaciones políticas, sociales, económicas, culturales, sindicales, étnicas, de género, deportivas, etc. El Partido es una forma específica de organización política del proletariado peruano. Por eso la necesidad que tenemos de contar con un enfoque concreto acerca de lo que es propiamente la construcción orgánica del Partido.
Si examinamos el sistema de organización, el funcionamiento de las células y los comités, o la aplicación del centralismo democrático en el Partido, notaremos rápidamente gruesas fallas y desviaciones. Poniendo como ejemplo el centralismo democrático, observaremos que al lado de errores en su aplicación -que facilitan en unos casos tendencias anárquicas y liberales o autoritarias, en otros- existe una incomprensión de sus fundamentos teóricos, políticos e ideológicos. Si este principio, que es el más importante en el terreno organizativo, no funciona o funciona mal, no esperemos que el Partido se encuentre en capacidad de llevar a cabo sus políticas, cumplir sus tareas, tener disciplinadas sus filas. Sin democracia interna se abrirán paso el autoritarismo y el verticalismo, y no nos encontraremos en condiciones de captar la sabiduría colectiva del Partido y de las masas, ni de comprometer a éstas en la lucha que promovemos. De otro lado, si no funciona adecuadamente el centralismo, se abrirá paso la anarquía, se debilitarán la cohesión interna y la capacidad de dirección, y tampoco estaremos en condiciones de poner en práctica las decisiones adoptadas poniendo en movimiento la iniciativa de la gente. Necesitamos democracia como centralismo, libertad como disciplina, espíritu de sacrificio como satisfacción moral. Esto no se logra por la vía puramente administrativa, sino a través de una firme educación y lucha ideológica, de la compenetración con la política del Partido, sumados al control en el cumplimiento de las tareas. Quienes poseen un firme espíritu partidista y una práctica partidista, poseerán también una sólida actitud democrática y de respeto a las masas, junto con la firme determinación y disciplina para llevar a cabo las decisiones asumidas.
Los comunistas estamos obligados a estudiar las leyes y principios que rigen la construcción orgánica del Partido, sus formas y métodos. Existen principios universales, aplicables a todas las formas de organización (el Estado, los partidos políticos, las empresas, los sindicatos, las cooperativas, el ejército, etc.). Necesitamos estudiarlos así como asimilar la experiencia internacional del proletariado, sin descuidar en ningún momento lo que es propio del Partido en las condiciones del Perú, de la lucha de clases tal como se presenta, del momento concreto en que nos encontramos. Sería erróneo creer que nada tenemos que aprender de otras experiencias o de otras formas de organización, como lo sería también imitarlos ciegamente sin tomar en cuenta nuestra realidad y objetivos. Lo que nos proponemos construir es un partido revolucionario de masas eficiente, moderno, creativo, que despliegue el entusiasmo y las cualidades de sus militantes, unificado en el pensamiento y la acción, enraizado en las masas, que crezca en el número de sus militantes y su influencia, capaz de convertirse en la alternativa que el pueblo peruano aguarda.
Al abordar los problemas de organización estamos obligados a diferenciar aquello que es propio del Partido de aquello que corresponde a organizaciones tales como el MNI, la Juventud Comunista, la Juventud Popular u otras formas de organización de frente único, sindical o de masas. Es erróneo medir todas ellas con la misma regla y utilizar los mismos procedimientos y métodos. A cada cual lo que le corresponde. No considerarlo nos genera problemas. Muchos camaradas confunden el Partido con el MNI, o el sindicato con el Partido, y trasladan mecánicamente los métodos de uno a otro. Este es un tema que debe merecer nuestra atención y hacer el esclarecimiento del caso. Un partido de vanguardia no puede entender la organización solamente como lo propio, olvidando la suma de organizaciones que dirige, influye o necesita ganar bajo su influencia. Sólo el Partido nunca será suficiente, incluso en el socialismo. ¿O creen ustedes que podríamos conseguir nuestros objetivos revolucionarios dejando de lado el frente único, los sindicatos, las organizaciones de masas, culturales, de género? No olvidemos que los grandes ríos son la suma de decenas o cientos de afluentes, ninguno de ellos igual al resto. Es pues indispensable que las tomemos en cuenta, reconociendo sus peculiaridades y sus formas específicas. Depende de nosotros saber unirlas y canalizarlas hacia el objetivo común.
El enfoque concreto es igualmente necesario al momento de examinar el trabajo organizativo del Partido. Si actuamos así nos preguntaremos: ¿por qué el Partido funciona en algunos lugares y en otros no?, ¿por qué en algunos comités se incrementa el número de militantes y en otros se estanca y decrece?, ¿por qué los comités no funcionan o funcionan deficientemente?, ¿por qué las células son débiles y muchas veces con escaso o nulo vínculo con las masas populares? ¿Por qué, finalmente, nuestra raíz en el proletariado continúa siendo débil?. Si no se toman en cuenta las circunstancias concretas en que se halla el Partido y sus militantes, usaremos un rasero único para todos los casos, y entonces el resultado será siempre negativo. Partiendo de las cuestiones generales, estamos en la obligación de atender la circunstancia concreta, donde siempre estarán presentes distintos factores que hay que examinar en detalle.
EL PARTIDO QUE NECESITAMOS*
... El problema que se nos presenta ya no está en el hecho de que las masas no quieren avanzar o no se atreven a luchar, como ocurrió en buena parte de la década de los noventas. Ahora el asunto es otro: amplios sectores del pueblo se incorporan a la lucha democrática, y sus sectores más avanzados a la lucha contra el neoliberalismo y el imperialismo. Esta situación exige un Partido Comunista con capacidad de enfrentar y dirigir este proceso. Con capacidad no solamente orgánica, también política, ideológica, cultural, con implantación real y condiciones de desarrollo en el seno de esas masas. La influencia del espontaneísmo o el empirismo, el peso que todavía conservan el abstencionismo político o el sectarismo, la insuficiente unidad ideológica o la debilidad teórica, los desajustes en el sistema de comités y el centralismo democrático, o la falta de adecuado entendimiento de la conducción y dirección revolucionarias, por ejemplo, dificultan acelerar la marcha y adecuarse rápidamente a los cambios que se producen a gran velocidad. El factor subjetivo, consciente, organizado, que es el Partido, no marcha al ritmo de los acontecimientos. Es aquí donde debemos producir un salto de calidad. Su comprensión es decisiva para ordenar y orientar el trabajo a lo largo del período. Todo esto en un mundo cambiante que no se puede desconocer y que ejerce influencia considerable en la marcha del Partido. Dar ese salto de calidad es una condición para seguir avanzando y, al mismo tiempo, un reto no pequeño.
De lo expuesto se puede deducir que no es suficiente ratificar la fidelidad marxista-leninista del Partido. Necesitamos ir más allá: a resolver los problemas concretos y las peculiaridades que plantea la revolución a los comunistas peruanos. Es aquí como iremos reconstruyendo el Partido, elevando su capacidad de conducción, organización y elaboración teórica e intelectual.
En estas premisas se funda el partido revolucionario de masas que necesitamos. Hasta ahora, y en lo fundamental, no hemos logrado salir de la mentalidad de partido secta. Un partido que piensa y actúa más hacia adentro que hacia afuera, hacia las masas. Sin una columna de cuadros fundamentales, ningún partido, menos el comunista, puede cumplir su misión. El reduccionismo del Partido a los cuadros, sin embargo, olvida la masa de militantes y la relación de éstos con la masa del pueblo, sin cuyas dos relaciones fructíferas no tiene futuro.
Necesitamos construir un partido grande por su influencia ideológica, política, cultural y ética en la sociedad, por su presencia directa y capacidad de conducción entre los trabajadores y en general en el pueblo, por su capacidad y lucidez revolucionaria, pero también grande por su número de afiliados, simpatizantes y amigos. Este, desde luego, es un proceso complejo, difícil, de riesgo. Pero nada grande se conquista si no se tiene el ideal y la determinación de alcanzarlo y el realismo para no equivocar de camino.
A lo largo de la historia el Partido hubieron momentos de expansión y otros de achicamiento. Influyó mucho el estado de flujo o reflujo del movimiento de masas y también el impacto de la influencia internacional. La revolución soviética, china, cubana, ejercieron un peso muy grande en fases determinadas. Pero ahora la situación es diferente. Todo cuanto logremos alcanzar será resultado del esfuerzo propio. Estamos obligados a resolver los problemas por nosotros mismos, desde la elaboración de la teoría de la revolución y el Partido hasta la solución de los asuntos de dirección, económicos o prácticos. Esto tiene su ventaja: nos impone la necesidad de pensar con cabeza propia, crear, organizar, buscar respuestas partiendo de nuestra realidad y condiciones, confiando en nuestras fuerzas y capacidades, pero sobre todo en la fuerza y capacidad del pueblo peruano.
Pero exige también una nueva mentalidad: abierta a lo nuevo, innovadora, crítica y autocrítica, con sentido práctico y de realización. Para eso se requiere contar con la decisión y con la fuerza capaz de romper el fardo de la costumbre, de los hábitos establecidos, de la rutina acumulada como un peso muerto, del subjetivismo y la asfixia en las minucias del día, de los temores que frenan el ensanchamiento de lo nuevo que hay que asimilar e introducir. Una mentalidad que entienda al Partido de cara a las masas, a la realidad concreta del país, a la vida palpitante y en renovación constante.
No se puede decir que estamos liberados de viejas ataduras burocráticas, sectarias, autoritarias o subjetivistas. Estas existen en mayor o menor dimensión, y son frenos que impiden avanzar. Estudiarlas en serio y sacarse de encima estos fardos es una tarea constante. De poco valdrá hablar de la importancia de la ideología sin atacar estos males a fondo y sin concesiones. Tenemos que bajar la ideología de los conceptos abstractos, de las frases generales, a sus expresiones concretas en todas las esferas del trabajo. Entenderla como valores fundamentales y como puntos de vista, estilos de trabajo y actitudes que caracterizan a los comunistas.
Una cuestión fundamental que necesitamos resolver es el fortalecimiento de los vínculos del Partido con la clase obrera y con el pueblo trabajador en general. Vínculos no sólo gremiales o reivindicativos, sino, sobre todo, políticos y revolucionarios. El Partido no puede existir en función del prestigio de los sindicatos y organizaciones populares que dirige, sino afirmando su propio espacio de influencia ideológica, política, cultural y ética en el seno de los trabajadores allí representados. La capacidad de dirección del Partido entre las masas y sus organizaciones naturales no se ejerce en función del control burocrático-administrativo de aquéllos, sino de su presencia organizada, orientadora y prestigiada como destacamento político revolucionario y socialista. El economicismo o bien el control burocrático de las masas nada tienen de común con el marxismo-leninismo. Si las masas crean la historia, la hacen rompiendo la estrechez de uno y otro, elevándose del nivel de la espontaneidad al de la conciencia crítica del sistema de explotación del hombre por el hombre. Pero para ello necesitan organizarse en partido político, asumiendo el socialismo como su bandera de lucha.
Resumiendo: necesitamos construir un partido revolucionario de masas, unificado y correcto, grande por su influencia y su presencia organizada, por su enraizamiento entre la clase obrera y el pueblo, con capacidad de conducción de masas, con claridad en su línea y con amplitud de horizonte, con un liderazgo que se construya en los diversos ámbitos de la vida política, social, cultural. Un Partido seguro de contar con su propio espacio de influencia política e ideológica, con bases políticas que le sirvan de puntos de apoyo estratégicos, con un contingente de dirigentes y cuadros que le garanticen su papel de dirección, con una fuerte periferia de simpatizantes y amigos. En suma, un Partido armado con el marxismo-leninismo y firmemente implantado en las masas y en la realidad concreta del país, con vocación de Poder. No es descabellado plantearse esta tarea. Maduran las condiciones que permitirían hacerlo realidad si se trabaja con esa visión.
No es concebible un proyecto socialista como el que proponemos sin el manejo inteligente de la estrategia y la táctica revolucionarias. Considerado el escenario histórico en su conjunto, la lucha final sólo tiene dos contendientes: capitalismo o socialismo. El Partido Comunista del Perú, que no renuncia a la lucha por la democracia y la independencia nacional, y que se encuentra en la primera línea para llevarlas a cabo de forma consecuente, tiene su meta inequívoca en el socialismo. Llevarlo a cabo, sin embargo, significa un proceso difícil, complejo, continuo, en el que se avanza por etapas y fases, dependiendo de muchos factores, entre ellos la correlación de clases y fuerzas existente en cada momento, el escenario internacional, el grado de acumulación y de influencia ideológica, política, cultural, sindical y de masas alcanzado, la presencia de crisis revolucionaria en la sociedad, el desenlace revolucionario o la imposición de salidas contrarrevolucionarias para impedirlo. Si la estrategia es ciencia y la táctica arte, lo menos que puede hacerse es estudiarlos en serio, comparando las experiencias de hoy con las experiencias de la historia.
La reconstrucción del Partido sigue siendo una tarea fundamental que compromete a todos los comunistas. A diferencia del período del VI Congreso hoy estamos en mejores condiciones para definir los pasos a seguir y las metas a alcanzar.
* Parte del capítulo VI del Informe al VII Congreso Nacional, “El partido que necesitamos”. En este capítulo están contenidos los principios, alcance y retos que nos plantea el partido revolucionario de masas y la reconstrucción que ello implica.
Al abordar los problemas de organización existe el riesgo de exagerar la ideología y perder de vista o descuidar sus principios particulares, cayendo nuevamente en la unilateralidad.
Ya hemos dicho que la organización tiene principios, métodos, formas, normas que le son inherentes, independientemente de que en su trasfondo esté siempre presente la ideología y la política. Además, existe una variedad enorme de organizaciones políticas, sociales, económicas, culturales, sindicales, étnicas, de género, deportivas, etc. El Partido es una forma específica de organización política del proletariado peruano. Por eso la necesidad que tenemos de contar con un enfoque concreto acerca de lo que es propiamente la construcción orgánica del Partido.
Si examinamos el sistema de organización, el funcionamiento de las células y los comités, o la aplicación del centralismo democrático en el Partido, notaremos rápidamente gruesas fallas y desviaciones. Poniendo como ejemplo el centralismo democrático, observaremos que al lado de errores en su aplicación -que facilitan en unos casos tendencias anárquicas y liberales o autoritarias, en otros- existe una incomprensión de sus fundamentos teóricos, políticos e ideológicos. Si este principio, que es el más importante en el terreno organizativo, no funciona o funciona mal, no esperemos que el Partido se encuentre en capacidad de llevar a cabo sus políticas, cumplir sus tareas, tener disciplinadas sus filas. Sin democracia interna se abrirán paso el autoritarismo y el verticalismo, y no nos encontraremos en condiciones de captar la sabiduría colectiva del Partido y de las masas, ni de comprometer a éstas en la lucha que promovemos. De otro lado, si no funciona adecuadamente el centralismo, se abrirá paso la anarquía, se debilitarán la cohesión interna y la capacidad de dirección, y tampoco estaremos en condiciones de poner en práctica las decisiones adoptadas poniendo en movimiento la iniciativa de la gente. Necesitamos democracia como centralismo, libertad como disciplina, espíritu de sacrificio como satisfacción moral. Esto no se logra por la vía puramente administrativa, sino a través de una firme educación y lucha ideológica, de la compenetración con la política del Partido, sumados al control en el cumplimiento de las tareas. Quienes poseen un firme espíritu partidista y una práctica partidista, poseerán también una sólida actitud democrática y de respeto a las masas, junto con la firme determinación y disciplina para llevar a cabo las decisiones asumidas.
Los comunistas estamos obligados a estudiar las leyes y principios que rigen la construcción orgánica del Partido, sus formas y métodos. Existen principios universales, aplicables a todas las formas de organización (el Estado, los partidos políticos, las empresas, los sindicatos, las cooperativas, el ejército, etc.). Necesitamos estudiarlos así como asimilar la experiencia internacional del proletariado, sin descuidar en ningún momento lo que es propio del Partido en las condiciones del Perú, de la lucha de clases tal como se presenta, del momento concreto en que nos encontramos. Sería erróneo creer que nada tenemos que aprender de otras experiencias o de otras formas de organización, como lo sería también imitarlos ciegamente sin tomar en cuenta nuestra realidad y objetivos. Lo que nos proponemos construir es un partido revolucionario de masas eficiente, moderno, creativo, que despliegue el entusiasmo y las cualidades de sus militantes, unificado en el pensamiento y la acción, enraizado en las masas, que crezca en el número de sus militantes y su influencia, capaz de convertirse en la alternativa que el pueblo peruano aguarda.
Al abordar los problemas de organización estamos obligados a diferenciar aquello que es propio del Partido de aquello que corresponde a organizaciones tales como el MNI, la Juventud Comunista, la Juventud Popular u otras formas de organización de frente único, sindical o de masas. Es erróneo medir todas ellas con la misma regla y utilizar los mismos procedimientos y métodos. A cada cual lo que le corresponde. No considerarlo nos genera problemas. Muchos camaradas confunden el Partido con el MNI, o el sindicato con el Partido, y trasladan mecánicamente los métodos de uno a otro. Este es un tema que debe merecer nuestra atención y hacer el esclarecimiento del caso. Un partido de vanguardia no puede entender la organización solamente como lo propio, olvidando la suma de organizaciones que dirige, influye o necesita ganar bajo su influencia. Sólo el Partido nunca será suficiente, incluso en el socialismo. ¿O creen ustedes que podríamos conseguir nuestros objetivos revolucionarios dejando de lado el frente único, los sindicatos, las organizaciones de masas, culturales, de género? No olvidemos que los grandes ríos son la suma de decenas o cientos de afluentes, ninguno de ellos igual al resto. Es pues indispensable que las tomemos en cuenta, reconociendo sus peculiaridades y sus formas específicas. Depende de nosotros saber unirlas y canalizarlas hacia el objetivo común.
El enfoque concreto es igualmente necesario al momento de examinar el trabajo organizativo del Partido. Si actuamos así nos preguntaremos: ¿por qué el Partido funciona en algunos lugares y en otros no?, ¿por qué en algunos comités se incrementa el número de militantes y en otros se estanca y decrece?, ¿por qué los comités no funcionan o funcionan deficientemente?, ¿por qué las células son débiles y muchas veces con escaso o nulo vínculo con las masas populares? ¿Por qué, finalmente, nuestra raíz en el proletariado continúa siendo débil?. Si no se toman en cuenta las circunstancias concretas en que se halla el Partido y sus militantes, usaremos un rasero único para todos los casos, y entonces el resultado será siempre negativo. Partiendo de las cuestiones generales, estamos en la obligación de atender la circunstancia concreta, donde siempre estarán presentes distintos factores que hay que examinar en detalle.
EL PARTIDO QUE NECESITAMOS*
... El problema que se nos presenta ya no está en el hecho de que las masas no quieren avanzar o no se atreven a luchar, como ocurrió en buena parte de la década de los noventas. Ahora el asunto es otro: amplios sectores del pueblo se incorporan a la lucha democrática, y sus sectores más avanzados a la lucha contra el neoliberalismo y el imperialismo. Esta situación exige un Partido Comunista con capacidad de enfrentar y dirigir este proceso. Con capacidad no solamente orgánica, también política, ideológica, cultural, con implantación real y condiciones de desarrollo en el seno de esas masas. La influencia del espontaneísmo o el empirismo, el peso que todavía conservan el abstencionismo político o el sectarismo, la insuficiente unidad ideológica o la debilidad teórica, los desajustes en el sistema de comités y el centralismo democrático, o la falta de adecuado entendimiento de la conducción y dirección revolucionarias, por ejemplo, dificultan acelerar la marcha y adecuarse rápidamente a los cambios que se producen a gran velocidad. El factor subjetivo, consciente, organizado, que es el Partido, no marcha al ritmo de los acontecimientos. Es aquí donde debemos producir un salto de calidad. Su comprensión es decisiva para ordenar y orientar el trabajo a lo largo del período. Todo esto en un mundo cambiante que no se puede desconocer y que ejerce influencia considerable en la marcha del Partido. Dar ese salto de calidad es una condición para seguir avanzando y, al mismo tiempo, un reto no pequeño.
De lo expuesto se puede deducir que no es suficiente ratificar la fidelidad marxista-leninista del Partido. Necesitamos ir más allá: a resolver los problemas concretos y las peculiaridades que plantea la revolución a los comunistas peruanos. Es aquí como iremos reconstruyendo el Partido, elevando su capacidad de conducción, organización y elaboración teórica e intelectual.
En estas premisas se funda el partido revolucionario de masas que necesitamos. Hasta ahora, y en lo fundamental, no hemos logrado salir de la mentalidad de partido secta. Un partido que piensa y actúa más hacia adentro que hacia afuera, hacia las masas. Sin una columna de cuadros fundamentales, ningún partido, menos el comunista, puede cumplir su misión. El reduccionismo del Partido a los cuadros, sin embargo, olvida la masa de militantes y la relación de éstos con la masa del pueblo, sin cuyas dos relaciones fructíferas no tiene futuro.
Necesitamos construir un partido grande por su influencia ideológica, política, cultural y ética en la sociedad, por su presencia directa y capacidad de conducción entre los trabajadores y en general en el pueblo, por su capacidad y lucidez revolucionaria, pero también grande por su número de afiliados, simpatizantes y amigos. Este, desde luego, es un proceso complejo, difícil, de riesgo. Pero nada grande se conquista si no se tiene el ideal y la determinación de alcanzarlo y el realismo para no equivocar de camino.
A lo largo de la historia el Partido hubieron momentos de expansión y otros de achicamiento. Influyó mucho el estado de flujo o reflujo del movimiento de masas y también el impacto de la influencia internacional. La revolución soviética, china, cubana, ejercieron un peso muy grande en fases determinadas. Pero ahora la situación es diferente. Todo cuanto logremos alcanzar será resultado del esfuerzo propio. Estamos obligados a resolver los problemas por nosotros mismos, desde la elaboración de la teoría de la revolución y el Partido hasta la solución de los asuntos de dirección, económicos o prácticos. Esto tiene su ventaja: nos impone la necesidad de pensar con cabeza propia, crear, organizar, buscar respuestas partiendo de nuestra realidad y condiciones, confiando en nuestras fuerzas y capacidades, pero sobre todo en la fuerza y capacidad del pueblo peruano.
Pero exige también una nueva mentalidad: abierta a lo nuevo, innovadora, crítica y autocrítica, con sentido práctico y de realización. Para eso se requiere contar con la decisión y con la fuerza capaz de romper el fardo de la costumbre, de los hábitos establecidos, de la rutina acumulada como un peso muerto, del subjetivismo y la asfixia en las minucias del día, de los temores que frenan el ensanchamiento de lo nuevo que hay que asimilar e introducir. Una mentalidad que entienda al Partido de cara a las masas, a la realidad concreta del país, a la vida palpitante y en renovación constante.
No se puede decir que estamos liberados de viejas ataduras burocráticas, sectarias, autoritarias o subjetivistas. Estas existen en mayor o menor dimensión, y son frenos que impiden avanzar. Estudiarlas en serio y sacarse de encima estos fardos es una tarea constante. De poco valdrá hablar de la importancia de la ideología sin atacar estos males a fondo y sin concesiones. Tenemos que bajar la ideología de los conceptos abstractos, de las frases generales, a sus expresiones concretas en todas las esferas del trabajo. Entenderla como valores fundamentales y como puntos de vista, estilos de trabajo y actitudes que caracterizan a los comunistas.
Una cuestión fundamental que necesitamos resolver es el fortalecimiento de los vínculos del Partido con la clase obrera y con el pueblo trabajador en general. Vínculos no sólo gremiales o reivindicativos, sino, sobre todo, políticos y revolucionarios. El Partido no puede existir en función del prestigio de los sindicatos y organizaciones populares que dirige, sino afirmando su propio espacio de influencia ideológica, política, cultural y ética en el seno de los trabajadores allí representados. La capacidad de dirección del Partido entre las masas y sus organizaciones naturales no se ejerce en función del control burocrático-administrativo de aquéllos, sino de su presencia organizada, orientadora y prestigiada como destacamento político revolucionario y socialista. El economicismo o bien el control burocrático de las masas nada tienen de común con el marxismo-leninismo. Si las masas crean la historia, la hacen rompiendo la estrechez de uno y otro, elevándose del nivel de la espontaneidad al de la conciencia crítica del sistema de explotación del hombre por el hombre. Pero para ello necesitan organizarse en partido político, asumiendo el socialismo como su bandera de lucha.
Resumiendo: necesitamos construir un partido revolucionario de masas, unificado y correcto, grande por su influencia y su presencia organizada, por su enraizamiento entre la clase obrera y el pueblo, con capacidad de conducción de masas, con claridad en su línea y con amplitud de horizonte, con un liderazgo que se construya en los diversos ámbitos de la vida política, social, cultural. Un Partido seguro de contar con su propio espacio de influencia política e ideológica, con bases políticas que le sirvan de puntos de apoyo estratégicos, con un contingente de dirigentes y cuadros que le garanticen su papel de dirección, con una fuerte periferia de simpatizantes y amigos. En suma, un Partido armado con el marxismo-leninismo y firmemente implantado en las masas y en la realidad concreta del país, con vocación de Poder. No es descabellado plantearse esta tarea. Maduran las condiciones que permitirían hacerlo realidad si se trabaja con esa visión.
No es concebible un proyecto socialista como el que proponemos sin el manejo inteligente de la estrategia y la táctica revolucionarias. Considerado el escenario histórico en su conjunto, la lucha final sólo tiene dos contendientes: capitalismo o socialismo. El Partido Comunista del Perú, que no renuncia a la lucha por la democracia y la independencia nacional, y que se encuentra en la primera línea para llevarlas a cabo de forma consecuente, tiene su meta inequívoca en el socialismo. Llevarlo a cabo, sin embargo, significa un proceso difícil, complejo, continuo, en el que se avanza por etapas y fases, dependiendo de muchos factores, entre ellos la correlación de clases y fuerzas existente en cada momento, el escenario internacional, el grado de acumulación y de influencia ideológica, política, cultural, sindical y de masas alcanzado, la presencia de crisis revolucionaria en la sociedad, el desenlace revolucionario o la imposición de salidas contrarrevolucionarias para impedirlo. Si la estrategia es ciencia y la táctica arte, lo menos que puede hacerse es estudiarlos en serio, comparando las experiencias de hoy con las experiencias de la historia.
La reconstrucción del Partido sigue siendo una tarea fundamental que compromete a todos los comunistas. A diferencia del período del VI Congreso hoy estamos en mejores condiciones para definir los pasos a seguir y las metas a alcanzar.
* Parte del capítulo VI del Informe al VII Congreso Nacional, “El partido que necesitamos”. En este capítulo están contenidos los principios, alcance y retos que nos plantea el partido revolucionario de masas y la reconstrucción que ello implica.
preparar el estudio del estatuto y manifiesto
hola, considero que debemos prepararnos para iniciar el estudio del estatuto y del manifiesto, para todo el partido desde el responsable politico hasta el simpatizante o amigo.
ahora como le escribe a paco debemo priorizar nuestra participacion como organizacion en el distrito de subtanjalla por su composicion mayoritaria de jovenes.
posiblemente este el sabado 24 por alla.,.... nos vemos ...Mauro
ahora como le escribe a paco debemo priorizar nuestra participacion como organizacion en el distrito de subtanjalla por su composicion mayoritaria de jovenes.
posiblemente este el sabado 24 por alla.,.... nos vemos ...Mauro
martes, 13 de julio de 2010
DIALÉCTICA DE LA CONSTRUCCIÓN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO DE MASAS Y LA REFORMA DE LOS ESTATUTOS
Carlos Cárdenas
INTRODUCCIÓN
Quisiera en primer lugar, saludarlos por su presencia en esta reunión de estudio, y señalarles mis deseos de que ésta cumpla con los objetivos que sus organizadores se han trazado. El tema de la construcción del partido revolucionario de masas y su tratamiento no es nuevo, el VII Congreso lo demandó como una necesidad imperiosa en un escenario político de debacle del modelo neoliberal, la crisis que se generaliza a nivel internacional y que tiene fuertes repercusiones en la economía y en las condiciones de vida de la población, profundizando la pobreza, la exclusión social, cuyo proceso de maduración y desenlace político tendrá como escenario, como marco político, esto que nosotros llamamos, cambio o continuismo.
Si los Estatutos del Partido señalan que nuestra base teórica que guía nuestra manera de pensar y actuar es el marxismo leninismo, entonces, al abordar el tema del Partido y su misión histórica, la construcción del partido revolucionario de masas, sus formas de organización, sus principios y sus métodos están imantados por este pensamiento, están influidos enteramente por nuestra ideología, cuyo métodos y concepción fundamental para analizar su proceso y desarrollo es la dialéctica materialista.
Es una necesidad la existencia histórica y el papel directriz del Partido para cambiar el rumbo de la sociedad, tomar conciencia de esto, organizarnos y organizar al pueblo es una tarea permanente. La necesidad histórica del Partido Comunista, no es producto del deseo de tal o cual dirigente o visionario, sino que en el dramático devenir de la humanidad, está se orienta inexorablemente a sustituir el capitalismo imperialista por el socialismo. En esa dirección la clase obrera, como clase antagónica y reemplazante de la burguesía en la conducción del Estado, necesita organizarse como una fuerza política y nutrirse de una teoría científica capaz de darle conciencia y le garantice cumplir con su misión histórica. Esta fuerza política es el Partido Comunista y, esa teoría científica y revolucionaria es el marxismo leninismo.
En otras palabras, la misión histórica del Partido Comunista del Perú es la de conducir a la clase obrera y al pueblo peruano a la conquista del socialismo y el comunismo en contra posición a la opresión, la exclusión y el atraso del pueblo propiciado por el capitalismo neocolonial y el imperialismo.
I. LA DIALECTICA COMO CONCEPCIÓN Y METODO DE TRABAJO
Lenin, señalaba que en todo fenómeno natural, económico, social o político “El desdoblamiento de la unidad y el conocimiento de sus partes contradictorias es la esencia de la dialéctica… y condición para conocer todos los proceso del mundo en su “auto-movimiento”, en su desarrollo espontáneo, en su vida real, es conocerlos como una unidad de contrarios”. La construcción y organización del partido revolucionario de masas no escapa a está Ley, a este proceso contradictorio y necesario. Es la única manera para explicarnos y asumirlo desde la realidad objetiva y las contradicciones internas y externas que se generan a partir de esta situación.
El Partido no es ajeno al carácter de estas contradicciones. Pues no existe en el aire, ni es estático. Actúa en una realidad concreta siempre cambiante donde la lucha de clases en sus diversas formas es el motor que impulsa el desarrollo de la sociedad, y del cual el Partido es un agente consciente para operar su transformación.
Las condiciones y posibilidades de desarrollo de un partido revolucionario nunca son rectilíneas ni idénticas las experiencias. Siendo los principios que lo rigen comunes, los procesos que siguen son diferentes, dependiendo de las realidades de cada país y el proceso revolucionario, de la correlación política y de clases, de la naturaleza y dimensión de las crisis que se presenten, también de las tradiciones, cultura, experiencia, etc., de cada pueblo, así como de las capacidades de la conducción política. Como decía Maríategui “…el socialismo en el Perú no será ni calco ni copia…”, la construcción del Partido del proletariado debe desarrollarse por estos mismos canales, pues no puede ser “ni calco ni copia” de otras experiencias, sino “creación heroica” de los comunistas peruanos y respuesta a las características peculiares de la revolución en el Perú.
Avanzar a convertirnos en un partido revolucionario de masas, equivale a un salto dialéctico, por lo tanto en muchos aspectos, pero también a búsqueda de caminos nuevos a los que no estamos acostumbrados. Implica también, entenderlo como un proceso relativamente largo, complejo, lleno de contradicciones y retos. Como decía Mao “Es la lucha entre lo viejo y lo nuevo…”
Es por ello que, el método dialéctico para razonar sobre el Partido es la clave para entender que existen etapas en la vida partidaria donde las posibilidades de crecer y desarrollarnos son inmensas, como hay otras, donde el Partido se reduce en influencia política y militantes. Por eso, cuando analizamos desde un punto de vista histórico los diferentes esfuerzos que se han hecho para la construcción del PRM encontramos limitaciones y errores que necesitamos conocer para no volverlos a cometer, ya que como señala el camarada A. Moreno “la tesis del PRM no es nuevo en el Partido ni es ajena a la tradición marxista leninista”.
El partido ha tenido que desarrollarse siempre en el escenario de la lucha de clases, conociendo las fuerzas en pugna y dando respuesta a la confrontación entre las clase en conflicto y así mismo, el partido ha tenido que desarrollarse desde sus propias contradicciones internas que eran así mismo el reflejo de la lucha de clases dando respuesta a lo nuevo, asimilando lo emergente. En otras palabras el Partido también se desarrolla por canales dialécticos, o sea desde sus propias contradicciones. Por eso, es importante conocer siempre en cada etapa cuáles son las contradicciones de la sociedad y cuáles son las contradicciones que engendran en el Partido esas contracciones externas a él. En otras palabras conocer las leyes de su propio desarrollo, de su auto-movimiento, en su vida real y objetiva. Conocerlo como una unidad de contrarios.
Y aquí pueden darse dos tendencias: por un lado analizar el desarrollo del Partido como un proceso solamente de disminución o aumento de sus actividades, de su estructura organizativa, del número de militantes, etc, cuando lo principal es, conocerlo y dar respuesta a partir de sus contradicciones ideológicas y políticas que tiene que resolver.
II. ALGUNOS RASGOS HISTÓRICOS DE LA PROPUESTA DE CONSTRUCCIÓN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO DE MASAS.
El método dialéctico nos obliga a abordar la construcción y organización del Partido desde una visión histórica, integral y proyectiva.
1. Con la muerte de Maríategui se instala Ravínez (1933) en la dirección del Partido, con su visión dogmática condujo al Partido por el camino del “izquierdismo” pequeño-burgués al intentar transformar todo movimiento de masas en lucha por la creación de “Soviets de obreros, campesinos y soldados”, sin considerar las particularidades nacionales; del sectarismo en materia de organización, al sostener y practicar la teoría del “partido recuadros”, de militantes “selectos”, divorciados de la lucha de las masas. En un periodo de crisis que afecto al conjunto de la sociedad.
2. Con al advenimiento de la II Guerra Mundial, se da un viraje en la táctica (Internacional Comunista) en la lucha contra el fascismo, y que, en nuestra patria el oportunismo de derecha se desborda convirtiendo la línea, el programa y la táctica del Partido en Línea de conciliación de clases, y seguidismo al sector más reaccionario de la burguesía de entonces encabezado por Manuel Prado. Era la concepción revisionista. Llegando al extremo de proponer, en la Primera Conferencia Nacional (1944), la liquidación orgánica del Partido, su disolución como partido proletario y su conversión en partido pluriclasista, al margen de los principios marxistas leninistas. Es decir, en un partido burgués por su ideología, su programa, su táctica, su sistema de organización y su composición social.
En estas circunstancias se plantea la tarea de transformarse en partido de masas en un momento de auge social. Como resultado tuvo un crecimiento explosivo. El error fue la concepción liberal de cómo se construyó priorizando lo cuantitativo, la asimilación de nuevos militantes con la sola condición de firmar la ficha de inscripción.
Con la dictadura de Odría y la persecución y represión de los comunistas, el partido de masas se esfumo y su dirección se dispersó hasta casi desaparecer, motivado por esta concepción liberal burguesa en la construcción del Partido.
3. Como consecuencia del auge de masas y de la izquierda en la década de los 70s y principios de los 80s del siglo pasado, el Partido volvió a discutir este asunto. En el Documento aprobado el VIII Pleno (1980) del Comité Central de la VII Conferencia, del Partido Comunista del Perú, discutió la tesis “Cuestiones más fundamentales de la construcción del partido”, el mismo que a la vez sirvió como documento base del V Congreso Nacional.
Se señala la existencia de una crisis más o menos seria en el Partido. Que abarca el conjunto de las cuestiones partidarias; lo ideológico, lo político y lo organizativo. Precisó que no se trataba, de una crisis de decadencia, sino de una crisis, entonces, de crecimiento, de desarrollo.
Esta situación de daba en un escenario donde se acentuaban tres tendencias básicas:
a) Una tendencia a la radicalización y viraje de las masas a la izquierda.
b) Una tendencia a la polarización de fuerzas y de campos entre la derecha e izquierda; y
c) Una tendencia al desgaste y aislamiento del régimen.
Y que la transformación del Partido en una organización revolucionaria de masas se convertía, en un factor clave y decisivo para transformarse en un Partido apto para hacer la revolución popular y nacional en el Perú, en ruta al socialismo y el comunismo. Dada que las condiciones políticas eran excepcionalmente favorables para ello.
El resultado que obtuvimos fue que: Primero, se perdió la oportunidad de convertirnos en un partido revolucionario de masas, por que no se las entendió ni se supo ajustar la construcción del Partido a esas condiciones nuevas. Segundo, se confundieron los deseos con la realidad dando origen a concepciones voluntaristas y prácticas aventureras; pues, predominaba en su seno, conceptos y prácticas dogmáticas, revisionistas, economicistas (espontaneistas), clandestinistas y artesanas; y
Tercero, la razón de fondo, es que en ese entonces, el Partido aún no había resuelto con claridad, madurez y justeza su línea ni su pensamiento guía en lo que respecta a la construcción del Partido y el proceso revolucionario. El dogmatismo en lo ideológico y el voluntarismo en lo político se expresaban en la forma de cómo concebíamos el Partido y su organización.
4. V CONGRESO. (1984). Después del V Congreso se desarrolló un movimiento de unificación ideológica y política, de consolidación organizativa y de organización del trabajo a la luz de las decisiones del Congreso, la misma que debía preparar las condiciones para que el Partido esté en la posibilidades de acometer con audacia la gran tarea de hacer del nuestro un partido revolucionario de masas, construido a escala nacional, asentado en sólidos cimientos políticos y teóricos marxistas leninistas, con clara visión de sus objetivos de conjunto y vocación de Poder.
Se señaló además, que para construir el PRM era necesario:
· Una firme persistencia en los postulados marxista leninistas y combate al reformismo y al oportunismo.
· Poseer un punto de vista dialéctico en la construcción y desarrollo del Partido.
· Construirse de cara a las masas.
· Basar la organización partidaria en el centralismo democrático y la disciplina conscientemente aceptada y rechazar toda conducta anárquista y liberal.
· Combatir la presencia del sectarismo, del subjetivismo y acrecentar el espíritu partidista.
· Trabajar con vocación de Poder y, que se edifica como alternativa de Poder.
· Lucha contra el dogmatismo, persistir en el M-L., como método del conocimiento y transformación de la sociedad, como guía para la acción.
Que el eslabón clave para llevar a cabo estos grandes objetivos, íntimamente vinculados a los propósitos estratégicos de la revolución cuyo eje es la conquista del Poder Popular, es incuestionablemente la existencia de un Partido proletario capaz de organizarlo y conducirlo.
Además, señaló: “El Partido revolucionario de masas no significa que cambiemos la naturaleza del Partido comunista del Perú. Pues, los fundamentos ideológicos, teóricos, programáticos, del Partido, se mantiene inconmovibles, así como su carácter clasista. Significa solamente pasar de una fase de su desarrollo a otra, cualitativa y cuantitativamente distinta. En un escenario favorable de ascenso de masas y el desplazamientos de éstas hacia la izquierda y de profunda crisis que padecía el país”.
CUÁL FUE EL RESULTADO: Como lo señaló el VI Congreso:
* “El resultado final es el divorcio que se ha producido entre las decisiones que asumió el V Congreso y el resultado práctico del trabajo realizado, lo que ha dado como fruto: LA ADAPTACIÓN ESPONTANEA DEL PARTIDO AL DEMOCRATISMO BURGUÉS. Entendida por adaptación al democratismo burgués, al proceso por el cual el Partido, más allá de sus definiciones programáticas y estratégicas, termino atrapado en la dinámica legal y parlamentaria, en los marcos de la institucionalidad burguesa en crisis, sin la fuerza suficiente ni la claridad ni la convicción para romper con ella, sobrepasándola en los hechos…”
* “Las cosas ocurrieron en el Partido, a pesar de nuestra declarada independencia, de nuestras convicciones marxistas. La dilución en la democracia burguesa formal, en su institucionalidad, se convirtió, “en el balance definitivo”, en “un hecho histórico”, en un resultado no esperado ni deseado, sino, más bien, reiteradamente condenado. En esto y sólo esto, radica la crisis del Partido”.
* La decisión del X Pleno del V Congreso, de abrir paso a un viraje en el Partido (1988) implicaba justamente corregir esta desviación política e ideológica de graves consecuencias. Que con la instalación del gobierno de Fujimori y la implementación del modelo neoliberal, la caída de la URSS y el accionar del senderismo, se agravo esta situación, entrando la izquierda en su conjunto y el movimiento social a una situación de crisis profunda, que lo señalamos como una derrota ideológica y política que nos había infligido la derecha y el imperialismo. En este marco se planteo la medida política en el VI Congreso, de ABRIR UN NUEVO CURSO PARA EL PAÍS, para afrontar al neoliberalismo, acumular fuerzas políticas y permitan abrir el camino a la lucha por el socialismo.
* El VI Congreso señaló: El Partido no estaba en su mejor momento. Su estancamiento o inclusive retroceso organizativo era una realidad, e insuficiente unidad ideológica y política. Su influencia en la clase obrera, el campesinado o la juventud se había debilitado considerablemente. Pero también señaló: “que las dificultades presentas eran transitorias y superables”
* Por ello, se planteo la necesidad de que, EL PARTIDO ENTRARA EN UN PROCESO DE RECONSTRUCCIÓN INTEGRAL. Se señaló que, el Partido que teníamos había culminado su ciclo. Reconstruirlo para ponerlo en la órbita del VIRAJE y de acuerdo con las condiciones que implicaba la estrategia de ABRIR UN NUEVO CURSO. Reconstrucción que significaba, en este caso, conservando lo mejor de la trayectoria del partido, la continuidad de sus cuadros y militantes, de sus fundamentos doctrinarios y programáticos, plasmar un partido que corresponda a este nuevo escenario. Cuya reconstrucción tenía como objetivo la construcción del partido revolucionario de masas.
III. LA PROPUESTA DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO DE MASAS DEL VII CONGRESO
Antecedentes: “El agotamiento del neoliberalismo es un hecho a escala mundial y nacional” que traerá problemas políticos, económicos e ideológicos… “Todo indica, que ingresamos a una nueva fase de reordenamiento y de recomposición de fuerzas, de tensión y confrontación” “La tendencia es hacia un nuevo flujo de masas y a una nueva y complicada recomposición de la correlación de fuerzas” señalaba el X Pleno del VI Congreso (1998) en el documento que señala los siete problemas a resolver.
Así mismo manifiestas que se ha abierto una contradicción principal que enfrentará al Partido a lo largo de este periodo: “Es aquella que da entre el Partido, todavía débil en su estructura organizativa en reconstrucción, con insuficiente solidez teórica e ideológica, limitado contingente de cuadros con capacidad para la conducción política revolucionaria, sistema de comités aún no consolidado, con vínculos de masas importante pero no suficiente, que sale con dificultad de la derrota política de los noventa y del reflujo, por un lado; y, por el otro lado, las crecientes exigencias y potencialidades de trabajo que se nos presenta favorablemente para el despegue del Partido y la expansión del movimiento democrático revolucionario y socialista”.
El VII Congreso (Inf. Pol.), señaló que “en estas premisas se funda el partido revolucionario de masas que recitamos. Hasta ahora, y en lo fundamental, no hemos logrado salir de la mentalidad de partido secta. Un partido que piensa y actúa más hacía adentro que hacia fuera, hacia las masas. Atrapado en el espontaneismo, el empirismo y el sectarismo. Sin una columna de cuadros fundamentales…”
Por tal motivo señala el VII C.N. “Necesitamos construir un partido revolucionario de masas, unificado y correcto, grande por su influencia y presencia organizada, por su enraizamiento entre la clase obrera y el pueblo, con capacidad de conducción de masas, con claridad en su línea y con amplitud de horizontes, con un liderazgo que se construya en los diversos ámbitos de la vida política, social, cultural. Un Partido seguro de contar con su propio espacio de influencia política e ideológica, con bases políticas que le sirva de punto de apoyo estratégicos, con un contingente de dirigentes y cuadros que le garanticen su papel de dirección, con una fuerte periferia de simpatizantes y amigos. En suma, un Partido armado con el marxismo leninismo y firmemente implantado en las masas y en la realidad concreta del país, con vocación de Poder”.
Tenemos que, entender que, la necesidad del Partido, los rasgos que lo caracterizan, la misión que le corresponde no están determinados por elementos tácticos ni coyunturales; ni siquiera están determinados por problemas estratégicos, porque la estrategia también tiene un límite, tiene un tiempo, tiene un espacio. El partido surge de la comprensión del proceso histórico que va más allá de una fase política, de una etapa política. El Partido tendrá necesidad de existir mientras hallan las condiciones históricas que determinan su existencia. En nuestra opinión sólo cuando se halla una sociedad comunista madura, cuando ya no halla la necesidad del Estado, cuando ya no halla clases y por lo tanto, no halla la necesidad de una organización política de una clase determinada, en este caso del proletariado.
¿Por qué es importante que captemos esto? Porque cuando nos planteamos las tareas del Partido en cada momento, en cada fase, esos elementos no modifican la naturaleza del Partido, no modifican su misión histórica, no modifican los objetivos esenciales que se traza el Partido; modifican sus formas de organización, sus tareas, su actualización de acuerdo a cambios que se producen objetivamente en la sociedad y en la correlación de fuerzas políticas.
En segundo lugar, no se esta planteando sí necesitamos este Partido o no, sino qué tipo de Partido pensamos construir en la fase en la que estamos ingresando. Tenemos que plantearnos ¿qué tipo de Partido somos hoy?. No me refiero a los fundamentos ideológicos y teóricos, si no cómo existe realmente, cómo funciona realmente, cómo actúa realmente nuestro Partido.
Ese Partido pudo mantenerse en una etapa de reflujo, en un periodo donde teníamos que defender nuestro espacio, porque no teníamos casi opción de crecer. Esta fue la década el 90. Pero, cuando hoy viene el flujo de masas, de lucha de masas, con la ruptura de la gente a los temores que se introdujeron en aquellos años, de búsqueda de orientación, cuando se avanza en la polarización cambio o continuismo, ese Partido secta no sirve, es un obstáculo, es una traba para el cumplimiento de esa misión revolucionaria. Porque no puede ni asumir, ni asimilar, ni incorporar los elementos nuevos que surgen en ese proceso de lucha, ni es capaz de emplear el número de su contingente de militantes y cuadros indispensable para poder conducir la diversidad y la amplitud de esos movimientos.
Este concepto es importante que lo tengamos en cuenta, ya que eso explica combatir una serie de vicios que están allí presentes, mientras esa concepción de Partido secta subsista. El sectarismo, que inhibe incorporar nueva gente, que inhibe la formación de nuevos cuadros, que potencia métodos burocráticos. Y como se ha explicado desde el X Pleno en adelante, tiene un trasfondo ideológico que se llama empirismo, pero sobre todo espontaneismo.
¿Este tipo de Partido como existe resistirá las condiciones de la lucha de clases en este periodo? ¿Podrá conducir la lucha de clases en este periodo con acierto? ¿Podrá impulsar el movimiento revolucionario en esta fase nueva que estamos viviendo? ¿Qué pasaría si esta tendencia de se hace realidad en las elecciones al 2010 y el 2011 y nos permite ganar una serie de municipios o regiones y llegar a la conducción del Gobierno Central, los comités están preparados para conducirlos? ¿Cuentan con contingentes humanos para dirigir ese proceso y no estar subordinados a la lógica de la institucionalidad burguesa?
Cuando nos hemos planteado el PRM, no es porque nos gusta ser un Partido grande solamente, Lo que nos planteamos es qué tipo de Partido tenemos necesidad de construir capaz de permitirnos manejar ese movimiento en desarrollo, y que nos ayude a su vez, aprovechar las potencialidades que nos proporciona ese movimiento en desarrollo.
Si el Partido no se prepara, no se organiza, no se adecua para estos nuevos retos, ese movimiento espontáneo puede terminar aplastándonos, convirtiéndonos de factor dirigente en factor subordinado a la dinámica de ese movimiento espontáneo.
Por eso cuando hablamos del PRM queremos decir: “Un Partido que sume cuadros más militantes, en constante y rápido crecimiento. Un Partido instalado en todo el tejido social, en las masas, y en nuestro caso volviendo a nuestra matriz fundamental que son los trabajadores, que es el proletariado donde nuestra presencia es frágil y débil” (VII C.N.) Un partido capaz de asumir la tarea de la gran unidad, de prepararse para gobernar y que tenga pensamiento estratégico.
Seamos conscientes que estamos un escenario político internacional de crisis del modelo neoliberal, de derrumbe de las tesis del pensamiento único, de defensiva del imperialismo norteamericano, que ha puesto en cuestión la sobrevivencia del ser humano sobre la tierra y del mismos sistema capitalista; pero, así mismo, de crecimiento de las tendencias democráticas, progresistas y socialistas en el mundo. Es un escenario excepcional, complejo, difícil, pero rico en posibilidades.
Por eso cuando nos planteamos la construcción el PRM, como sustituto de ese Partido tipo secta, tenemos primero que romper una serie de hábitos, prejuicios, de concepciones, de maneras de trabajar que pertenecen a esa situación anterior. Porque con los instrumentos y con las formas cómo se trabajó, cómo se asimiló a militantes, cómo se organizaron y formaron los cuadros, cómo funcionan nuestros comités, cómo hacemos política, ya no corresponden a estos tiempos de cambio, y así no podemos construir el PRM.
Si persiste la mentalidad sectaria es inviable la construcción del PRM. No es posible. Si subsiste la influencia del espontaneismo en nuestra manera de pensar y actuar no es posible la construcción el PRM. Si no le prestamos atención a la capacitación, al perfeccionamiento de nuestros métodos de trabajo, si continuamos con ese estilo artesano no es posible el PRM.
Si no potenciamos a nuestros cuadros y los capacitamos para tener comités verdaderamente dirigentes, comités que laboren ideas, comités que se cualifican permanentemente, que aprovechan los avances técnicos que tenemos ahora para nuestra acción política, que estudian en profundidad su realidad, si no tenemos esos cosas no es posible el PRM. Porque no se puede hacer esto con comités enclenques, débiles, formalistas, y muchos de nuestros comités son así, objetiva y honestamente hablando. Con este tipo de comités que tenemos por lo general y como trabajan nuestros comités, no es posible construir el PRM.
Un PRM como estamos entendiendo significa también, preparar a este Partido para la realización de ese gran objetivo nuestro que es el socialismo y afirmar en la sociedad una corriente de pensamiento y de acción política socialista.
Aquí tenemos que ser abiertos a la gente joven. Hoy día no podemos construir el PRM sin mirar a la juventud. Y cuando hablo de la juventud hablo de hombres y mujeres. Tenemos que tener métodos apropiados. Tenemos también, que orientarnos bien, a dónde dirigimos nuestra mirada para ganar allí nuestros militantes.
Por eso, el centro de todas nuestras preocupaciones y atenciones es el Partido, y eso tiene que ver con el espíritu partidista. Es que el Partido es la forma más alta de organización. La única posibilidad que hay de producir el socialismo es que exista un Partido que lo dirija. Sin Partido que lo dirija, no hay socialismo; sin Partido que gane a los trabajadores a la conciencia socialista, ese proletariado, ese trabajador no es independiente del dominio ideológico y político burgués. No importa que haga luchas o huelgas. El Partido es el que tiene una teoría que le permite entender la realidad y mirar lejos, orientarse correctamente. Eso no se logra desde el movimiento, desde el sindicato, desde la Federación de Estudiantes, desde las Rondas campesinas, etc. Por eso la clave es el Partido camaradas.
Cuál es el balance de lo realizado en la construcción del PRM? Lo podemos resumir de la siguiente manera: No ha avanzado lo suficiente en su aplicación concreta, la triplicación de la militancia como una tarea concreta no se ha cumplido, el crecimiento es muy lento, casi imperceptible, salvo uno que otro lugar en el país.
No estamos respondiendo a un escenario que nos abre posibilidades de crecer, de atraer nuevos militantes al partido. Un escenario donde la gente esta buscando referentes políticos y la necesidad de ser orientados y organizados en su lucha por el contra el gobierno y el modelo.
Causas:
a) Falta de decisión y liderazgo para llevara la práctica en la dirección central del Partido. Puede haberse dado todas las orientaciones y discutido el los Plenos del Comité Central, pero eso, en su gran mayoría, no ha traducido en acción concreta, en pensamiento y práctica dominante.
b) No saber explotar las oportunidades que se presentan, sobre todo en periodos de crisis política y de expansión de la lucha de masas y revolucionaria. Dejarnos ganar por la rutina y el burocratismo.
c) La persistencia nociva de concepciones sectarias y espontaneistas, que por un lado inhiben el crecimiento del Partido y por otro, nos jala más el sindicalerismo y no la organización y la dirección política, persistiendo el abstencionismo político.
d) Falta de planes concretos y movilización del Partido para el cumplimiento de este objetivo del VII Congreso.
e) La triplicación de la militancia se ha truncado, no se le ha dado el seguimiento y la ejecución del caso.
f) Un problema fundamental es el tema de los cuadros, creo que allí esta la clave para explicarnos que no se halla avanzado lo suficiente en la construcción del PRM.
g) No se entiende el escenario político y sus tendencias y la necesidad de tener un partido capaz de acometer las tareas que se desprenden de ese escenario favorable.
h) Los Estatutos están formulados para un escenario de completa clandestinidad o derrota o arrinconamiento, pero no para una etapa de flujo de masas y de posibilidades de crecer y desarrollarse.
i) La campaña de unificación, cualificación y rectificación, no alcanzó la fuerza necesaria. En el Partido pareciera que no hay tradición en la capacitación y formación de los militantes y cuadros. Esta tarea fue abandonada.
j) Contradicciones no resueltas que han contribuido de manera decisiva en las limitaciones para cumplir los acuerdos del Congreso y que en el caso concreto de la construcción de del PRM han sido fundamentales.
IV. LAS CONTRADICCIONES NO RESUELTAS
1. Debemos iniciar señalando que, para tener una visión más completa e integral de las grandes contradicciones que se dan en la sociedad peruana y que, las mismas tienes repercusiones en la construcción, organización y dirección revolucionaria del Partido debemos de señalar que, en el marco de una sociedad capitalista neocolonial se da la contradicción fundamental, como respuestas a este entrampamiento histórico, entre socialismo y capitalismo señalado por Mariátegui. Siendo la contradicción principal en el contexto de la lucha de clases del presente periodo táctico la abierta polarización entre cambio o continuismo, entre las clase y fuerzas políticas que aplican, promueven y defienden el continuismo neoliberal, y aquellas que, promueven la derrota del neoliberalismo y el cambio desde los intereses patrióticos, democráticos y populares, de Nuevo Curso.
2. La contradicción esencial en el Partido, referidos a su naturaleza y carácter se da entre su carácter marxista leninista, destacamento organizado de vanguardia del proletariado y del pueblo peruano, constructor del socialismo y el comunismo, con principios, estrategia, táctica, y formas de organización basado en el centralismo democrático (un aspecto) y, la presencia de ideologías y prácticas no proletarias, extrañas a su condición M-L., en su interior (el otro aspecto). Siendo su contradicción principal, en el actual periodo, entre “las limitaciones y bloqueos que tiene el Partido, por un lado, y las enormes posibilidades que se abren para un auge de masas y revolucionario” (aspecto principal) que formuló con acierto el VII Congreso. De no existir estas condiciones la tarea de construir el partido revolucionario de masas sería más lenta y difícil.
Sabemos que la organización partidaria es la fuerza material que permite alcanzar sus objetivos políticos. En segundo lugar, la organización debe ajustarse a los objetivos que define la política (programa, estrategia, tácticas, alianzas, hegemonía, relación con la clase obrera y las masas, etc.). En tercer lugar, tiene principios permanentes, normas y métodos que hay que conocerlos y observarlos rigurosamente, pero también obedece a exigencias y a condiciones concretas. Además, la organización y sus métodos específicos no son iguales en situaciones diferentes, por ejemplo en una situación de clandestinidad y otra de legalidad, de flujo o reflujo del movimiento de masas, de expansión del Partido o de derrota y achicamiento.
El Partido pasó estos años la prueba más difícil con la instauración de la dictadura y la imposición del modelo neoliberal, en medio del reflujo de masas y de la ofensiva del capital. Pero hoy la situación ha cambiado, con dificultad y lentamente, es verdad, pero es la tendencia que se abre paso. De nosotros dependerá que estas condiciones favorables sean debidamente estimuladas y aprovechadas.
No podríamos decir, sin falta a la verdad, que no se han logrado avances en estos años sumamente duros. Los éxitos, sin ser espectaculares, son importantes. Hemos logrado avances en el terreno teórico, el Nuevo Curso, el pensamiento estratégico, las tres acumulaciones, la gran unidad, prepararse para gobernar, la construcción del partido revolucionario de masas, etc., que cimientan una nueva visión de la construcción del Partido, la unidad política y la lucha por la revolución y el socialismo. Pero serán insuficientes sino los llevamos a la práctica y sino nos ponemos a tono con las necesidades del momento, y menos aún con las tareas de mañana que serán mayores, más complejas y exigentes.
De aquí se derivan una serie de contradicciones secundarias pero que, tienen una influencia directa sobre la tarea de construir el PRM.
1. “Entre los avances significativos que tenemos, en lo que se refiere a lineamientos, programa, propuestas, táctica, métodos, formas de dirección, que no corresponden a nuestra acción práctica, que siguen embotellando al partido, que sigue conservando un partido secta, estrecho, reducido, incapaz de incrementar sus filas con nuevos militantes, incapaz de abrirse a la sociedad como fuerza política comunista” (El VI Pleno del Comité Central del VII Congreso)
2. La contradicción señalada por el XX Pleno del C.C. entre el aparato organizativo todavía rezagado respecto al escenario político cada día más exigente en definiciones.
3. Los 7 grandes problemas, señalados por el X Pleno del VI Congreso, son contradicciones no resueltas.
4. La contradicción entre la necesidad de construir el Partido revolucionario de masas o mantener el partido secta.
5. Partido lastrado de espontaneismo y empirismo o partido con capacidad de asimilación creadora del M-L.
6. Partido oposición o partido alternativo siempre.
7. Partido enclaustrado y apéndice del economicismo, apolítico o partido conductor político y revolucionario.
8. La contradicción entre las “condiciones favorables y la falta de experiencia para organizar”
V. FORJAR UNA NUEVA MENTALIDAD.
La construcción del partido revolucionario de masas obliga a un cambio de mentalidad, una nueva visión de los que es el Partido, y un Partido que represente las grandes ideas que se ha venido desarrollando a partir de la necesidad de dar respuesta a los problemas tácticos y estratégicos de la revolución peruana. Grandes ideas que han hecho de nuestro Partido un partido con creciente influyente ideológico y político en las masas y los sectores de izquierda, nacionalista y progresistas.
Las mismas que deben tener una repercusión importante en la construcción del partido revolucionario de masas, pues no podemos construir un Partido de estas características si no sabemos cuál es la política del Partido para la sociedad. Ideas tales que tiene influencia táctica y estratégica, como: Las tres acumulaciones, Pensamiento estratégico, Vocación de Poder, Gran unidad para el gran cambio, Prepararse para gobernar, etc que se ligan en la construcción de un partido para el Nuevo Curso y la lucha por el socialismo.
1. Espíritu dialéctico y partir de la realidad
Por qué somos dialécticos, porque analizamos los fenómenos en su integridad, en su proceso de concatenación y cambio permanente, en su proceso de caducidad, desarrollo y muerte, en su dinámica interna, en el descubrimiento de sus leyes que explican las motivaciones internas que fluyen.
Tenemos que tener una mentalidad dialéctica si queremos tener una mentalidad innovadora, una actitud de cambio, si queremos advertir las tendencias, el desarrollo de los acontecimientos , si queremos advertir las posibilidades que tiene el partido para colocarse a la cabeza de los nuevos acontecimientos, si queremos mirar lejos, si queremos tener una visión histórica, por último si queremos ser comunistas y asumir el marxismos como una ciencia, tenemos, necesariamente que tener una mentalidad dialéctica
2. Vocación de poder
Me refiero a la actitud de los militantes y los cuadros frente a la lucha por dirigir este país, por gobernar el país. O los comunistas no somos capaces de gobernar este país, menos asumir la dirección total del Estado.
Por eso, el PRM como estamos entendiendo significa también, PREPARAR AL PARTIDO PARA GOBERNAR Y LA REALIZACIÓN DE ESE GRAN OBJETIVO NUESTRO, QUE ES EL SOCIALISMO, y afirmar en la sociedad una corriente de pensamiento y de acción política socialista.
En otras palabras, un partido con voluntad y vocación de poder, que tenga una visión integral y separa alzar a la lucha política ala clase obrera y el pueblo.
3. Pensamiento estratégico e histórico.
“conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo y ganaras cien batallas” escribió Sun Zu. Esta es la esencia de la conducción estratégica y el referente indispensable para la conducción táctica. No hay mentalidad estratégica si no tenemos una visión integral de los fenómenos. No abra vocación de poder sino hay una mentalidad estratégica.
La construcción del PRM es un tema estratégico, esta ligado a los grandes objetivos que nos hemos planteado. Sin pensamiento estratégico no hay PRM, nos ganará la rutina. Sino tenemos la visión de largo plazo, no ganaremos la batalla por la dirección de las masas, menos construiremos el PRM. Sino tenemos un pensamiento estratégico no abra acumulación revolucionaria, menos la construcción del PRM y su hegemonía ideológica y cultural.
4. Pensar la política en grande
Pensar la política abarcadora, en todos sus aspectos, conectada con todos sus vasos comunicantes de la realidad. Ver la política en su integralidad y no sectorizada. Ubicar las grandes tendencias, aferrarnos al eslabón clave
5. Ganar la mente, las aspiraciones y los sentimientos de las masas.
Para el marxismo el pueblo es la fuerza motriz que impulsa la historia. No hay política genuinamente revolucionaria sino corresponde a los interese de las masas, sino los involucramos, sino lo hacemos participes de su propia liberación.
El problema esencial es de cuantos miles de decenas y decenas de miles de gentes influimos para la causa que representamos, cómo llegamos a la razón y a los sentimientos de esa gente. Porque el partido sólo jamás ara la revolución. Junto al Partido ira muchísima gente, siempre que tenga confianza en el Partido.
Por eso cuando decimos grande, también es por la influencia, por la capacidad de llegar a más, por la capacidad de incorporar a todas las fuerzas directas e indirectas que sirvan al proyecto histórico que representamos.
6. Tener una clara concepción del frente único
La unidad en el frente único, nos posibilita una acción exitosa de las luchas populares y hace avanzar la causa revolucionaria. Nos ayuda ampliar la influencia del socialismo. La clase obrera y el Partido solos serán siempre insuficientes para llevar a cabo los objetivos revolucionarios.
La construcción del frente único, en tales condiciones, tiene una significación estratégica, una amplitud que sobre pasa el espacio de las masas trabajadoras. La gran unidad para el gran cambio debe expresar esta nueva concepción que tenemos del frente único.
VI. LA VISIÓN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO DE MASAS Y SU PLAMACIÓN EN LA REFORMA DE LOS ESTATUTOS.
Cómo plasmar esta nueva orientación que tiene que ver con el pensamiento estratégico, prepararse para gobernar, impulsar de la gran unidad para el gran cambio, en capacidad de construir un partido capaz de influir ideológica, política y culturalmente en las masa, del Nuevo Curso y el socialismo y las tres acumulaciones, etc., en los Estatutos, implica reformarlo de tal manera que el pensamiento y la práctica que tiene el partido en la actualidad se reflejen en el articulado, y asimismo, sirva de orientación en el trabajo cotidiano de los Comités, cuadros y militantes del Partido.
Si el Partido debe ser grandes por la influencia de sus ideas (en este terrenos estamos avanzando positivamente) eso tiene que concatenarse con ser grandes en la influencia de masas y grande en el modo de estructurar sus aparatos de dirección. El hecho que seamos aún un partido pequeño por el número de militantes y estructuras, no quiere decir, que seamos pequeños en nuestras aspiraciones, en nuestras ideas, en la influencia política de masas. Si bien por ahora las estructura es pequeña y la influencia y dirección de masas también, eso nos obliga a trabajar por alcanzar una relación armoniosa en cantidad y calidad, entre lo ideológico, político y organizativo. Por ejemplo, Cuba es un país pequeño en población, limitado recursos naturales, cercado por el imperialismo, etc., pero tiene una diplomacia de país grande, una visión de país grande, una aspiración de país grande, con un patriotismo también grande, y por lo tanto, la formación de su pueblo y del Partido también esta a la altura de esas necesidades.
Si necesitamos avanzar en la construcción del PRM, equiparar el desarrollo teórico con la capacidad de dirección y con estructuras acorde con las nuevas necesidades, entonces, necesitamos:
1º. Hacer una revolución en el pensamiento y la práctica de la dirección política.
2º. Hacer de los Estatutos una herramienta para la lucha política táctica y estratégica.
3º. Tener siempre claro que nuestra misión suprema esta liga a la política revolucionaria, o sea, a la conducción del Estado y del Gobierno en nuestra patria, si queremos llevar adelante el Nuevo Curso y el socialismo y cambiar el destino oprobioso de nuestra patria y su pueblo.
4. Para ello, necesitamos tener una estructura capaz de responder a estos retos. No podemos aspira a gobernar el país, etc., si seguimos solamente con tener secretarias y Comisiones de trabajo. Tenemos que pasar a ser un partido grande, a tener Departamentos que engloben, que integren una serie de tareas, pero al mismo, se especialice en áreas importantes. Se dice que, tenemos tantas Comisiones como secretarias existen. Eso no puede continuar así. Apostemos por la calidad y no por la cantidad.
5º. Por otro lado, debe ser una reforma que viabilice un proceso de transición de la presencia histórica que significa tener siempre a la cabeza del Partido al camarada Alberto Moreno y pasar a otra etapa en donde su presencia física y permanente va ser limitada. Es pasar de un estilo de dirección, marcado por el pensamiento y la presencia del camarada Moreno, a otro que, seguramente estará moldeado por este pensamiento, pero que tendrá sus singularidades en su aplicación.
6º. Debe ser una reforma que coloque al Partido en la lucha por el Nuevo Curso y el socialismo.
7º. Debe ser una reforma que viabilice un proceso de renovación sostenida, sistemática, de calidad y de cantidad.
8º. Debe ser una reforma que afiance la unidad del Partido en todos los ámbitos. Afiance nuestro desarrollo teórico. Facilite el funcionamiento de las estructuras, la relación entre la estructura y los militantes, la relación entre los militantes de forma sana y positiva, acentué los valores comunistas, el espíritu partidista y nuestra concepción ideológica, donde el control de las tareas y la disciplina no sean una formalidad sino una realidad actuante y permanente. En otras palabras ser un partido de vanguardia por su presencia organizada, por su hegemonía ganada por las ideas y la política, capaz de hacer la revolución en el Perú.
Lima, septiembre del 2008.
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